Ya se van los pastores.
En Gaibiel, llegando el tres de mayo, los pastores venidos del crudo Aragón preparaban sus atillos y recogiendo sus borregas se aprestaban a volverse para su tierra tras haber pasado los cinco meses más crudos del año entre nosotros. Un par de días antes de marchar saldaban la deuda contraída con aquellos vecinos que se habían visto perjudicados por sus rebaños. Basta un simple descuido del pastor para que las ovejas invadiesen algún bancal y se almorzasen un arbolico o se merendasen parte de la siembra. Daños que se resarcían económicamente y... ¡aquí paz y después gloria! También se hacía la subasta de los cuartos del pasto, de modo que antes de marchar ya tenían comprometido el uso para el próximo invierno. Nos cuentan que antiguamente se hacía al dar “la dita” a primeros de Enero. En un pueblo cuyos únicos recursos naturales son la agricultura y la ganadería, este acto de la subasta constituía uno de los más importantes del año; por que afectaba a todas las gentes del pueblo. De es