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Mostrando entradas de junio 15, 2008

Uno de los jueves del año que relucen más que el sol

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Secularmente el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad, el orbe católico celebraba la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Ese es su título completo, aunque popularmente se denomina el "Corpus Christi", y su título original era Festum Eucharistiae. Gaibiel no era una excepción. El Corpus constituía para sus vecinos un acontecimiento extraordinariamente festivo. Trabajaban semanas en su preparación, que comenzaba por "emblanquinar" las casas o al menos la fachada hasta el balcón, los “morricos”. Cada año se las ingeniaban para exhibir originalidad en la ornamentación de las mesas (altares) donde se hacía estación a la eucaristía. Tradicionalmente estas eran tres: la C/ Dolores, la Plaza y la C/ Mayor, siendo esta última la que se destacaba extraordinariamente. Era un secreto celosamente guardado la innovación decorativa que se pensaba emplear ese año. Los adornos se hacían con pétalos de flor pegada sobre cartón, siguiendo un dibujo prev

Las primeras comuniones.

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En Gaibiel tradicionalmente el Jueves de Corpus Christi -uno de los tres jueves del año que relucían más que el sol- era el día de celebración de las primeras comuniones. Antiguamente la primera comunión tenía un significado meramente religioso, más acorde con la celebración del Sacramento. La primera comunión se entendía en la sociedad rural como un acto humilde y exento de toda parafernalia pagana. La familia se congregaba para compartir con el niño/a ese acontecimiento tan señalado para el que se había preparado acudiendo a la doctrina y examinándose del catecismo con el párroco. Superada la prueba se hacía temblorosamente la primera confesión (había que narrar a un mayor las inconfesables travesuras secretas hasta entonces). Desde la medianoche anterior había que observar un riguroso ayuno para poder recibir la Comunión. Esa noche los nervios dejaban dormir poco a la criatura que además madrugaba bastante para asearse, arreglarse y estar puntualmente en el templo para la cremonia.