¡A cocer el pan!
Desde que lo introdujeran los celtíberos en el siglo III A.C., el pan ha constituido el alimento básico de cada hogar español hasta nuestros días. En Gaibiel, como en todas las zonas rurales, se sembraba mucho trigo. El grano se molía tradicionalmente en el molino del rió pero después de la guerra solían llevarlo a la fábrica del Mocho en Jérica. Como en toda población, los hogares gaibielanos se clasificaban en dos: los que amasaban pan y los que no podían amasarlo. Si no había tierras, no había grano; si no había grano, no había harina; si no había harina, no había pan, salvo –con suerte- el llamado "pan rojo", un pan más tosco, formado por harina y salvado. Algunas mujeres de familias necesitadas cocían también pan de moniato. El pan, era el alimento básico en todo hogar. Tanto más deseado cuanto mayor era su carencia. ¡Con qué respeto lo bendecía el padre o la madre!: “Jesús y comamos”, antes de partirlo y repartirlo entre los hijos. ¡Con que devoción se besaba el pan caí