Los Comulgares
El día de san Vicente Ferrer, lunes siguiente al domingo de Cuasimodo, cumplida una semana del día de Pascua, en Gaibiel se vivía una jornada tan festiva como la de la mañanica de pascua: “los comulgares”. Bien de mañana –apenas concluida la Misa primera-, sobre las nueve, salía del templo la cruz parroquial flanqueada por los ciriales. Un volteo general de campanas pregonaba a los cuatro vientos que Gaibiel acompañaba jubiloso al Santísimo en su visita a los impedidos. Iba bajo palio precedido de todos los fieles -muy mudados con sus mejores galas-, y seguido por el ayuntamiento y la banda de música. El párroco, revestido de sotana, roquete y estola, portaba el Copón, que contenía las Sagradas Formas, recogido entre las manos y llevado con solemnidad bajo la capita de los comulgares (uno de los pocos ornamentos sagrados que en Gaibiel consiguió ser salvado en guerra). Es una pieza de tela noble, muy vistosa, aunque se encuentra muy deteriorada por la antigüedad y el uso. Los balcones