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Mostrando entradas de febrero 3, 2008

Cuaresma Gaibielana de antaño

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En Gaibiel, como en el resto de la cristiandad, cuando terminaba el carnaval, el júbilo de la fiesta se tornaba en ruda penitencia cuaresmal y, ello donde mayormente se percibía era en la mesa, donde el lujurioso tocino se cambiaba por la amojamada arenque o el bacalao. La santa Cuaresma para el pueblo cristiano, es un tiempo de santificación y purificación a través de la austeridad, la penitencia y las buenas obras como preparación a la Pascua. En este tiempo, eminentemente penitencial, son prácticas típicas el ayuno, la oración, la limosna y la más popular, la abstinencia. Si el consumo del guarro identificaba en españa al cristiano viejo y devoto durante los trescientos veinticinco días al año, el bacalao lo confirmaba durante los cuarenta de la Cuaresma que completan el año. San Gregorio Magno (540-604) en su carta a San Agustín de Canterbury recoge ya la práctica de la abstinencia carne durante la Cuaresma: « Nos abstenemos de carne y de todo aquello que viene de la carne; la lech

Carnestolendas: Carnaval en Gaibiel

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La progresiva secularización que acusan nuestras sociedades ha favorecido el olvido de nomenclatura que acompasaba los tiempos. Febrero inauguraba la cuarentena de días mas sobrios, graves y austeros del año; que principiaban con el anuncio de las “carnestolendas” (propiamente los tres días previos al miércoles de ceniza). Este singular nombre recordaba a las gentes la observancia de la prescripción cuaresmal de abstenerse de carne como práctica penitencial. Durante la santa cuaresma la carne debía ser suprimida en el sentido más amplio: culinario y sexual (no era inusual que muchos matrimonios durmiesen en habitaciones separadas durante estos cuarenta días, absteniéndose de todo contacto carnal). Recordemos que “carnal”, para el diccionario, es sinónimo de lascivo, lujurioso, terreno, atento solo a las cosas mundanas. Y que en correcto castellano, se denominaba “carnal” al tiempo del año que no era cuaresma. El Arcipreste de Hita, en el Libro de Buen Amor recoge una magistral represe

Fiesta del glorioso San Blas en Gaibiel

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Notas biográficas . San Blas fue elegido, por aclamación popular, Obispo de Sebaste (Armenia), merced a su fama de santidad. Era médico de profesión. Marchó a hacer vida eremítica al Monte Arceo. A su cueva acudían las fieras salvajes a que les curase. Durante la persecución de Agrícola contra los cristianos, sus cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y encontraron a muchos de ellos esperando ante la cueva de Blas. Lo descubrieron en oración y lo arrestaron. Agrícola trató de hacerle renegar de su fe, como no consintió le sometieron a prisión, allí sanó a algunos prisioneros. Fue torturado (colgado de un poste y lacerado con rastrillos de arar). Mientras se dirigía al patíbulo una mujer se le acercó y arrodillándose, con su hijo entre los brazos, moribundo por una espina de pescado que le había atravesado la garganta pidió al obispo que lo sanase, él colocó sobre la cabeza del pequeño y comenzó a orar. El niño sanó.Desde la Edad Antigua es
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Refranero de San Blas. - Por San Blas la cigüeña veras, y si no la vieres año de nieves - Por San Blas, una hora más. - Por San Blas la higuera plantaras e higos comeras. - En llegando San Blas pon pan y vino en la alforja que día no faltará. - Si hiela por San Blas, treinta días más. ORACIONES POPULARES AL SANTO. Milagroso San Blas, que lleno de júbilo, en el camino a la cárcel, obrasteis prodigios y salvasteis la vida de un niño que se moría ahogado por una espina que tenía atravesada en la garganta, alcanzadnos del Señor la gracia de vernos libres de todas las enfermedades de lo garganta y emplear a ésta siempre para la gloria de Dios y bien de nuestras almas. Así sea. __________ San Blas, santo pontífice y mártir, que, perseguido, te agradaba la penitencia del desierto, y con tus milagros convertiste numerosos paganos, te rogamos nos libres de los males de garganta, y nos concedas la voz; para dar testimonio de la fe con nuestra palabras, y gozar algún día del cielo en tu compañía.