San Antón y Gaibiel


San Antón

Esta semana el santoral nos invita a celebrar a San Antonio Abad, popularmente conocido como San Antón, llamado también el Abad, el Ermitaño o el Grande.

Notas biográficas. Nació en Heraclea, Egipto en el 251 y murió en el Monte Colzim el 356, con 105 años de edad. Abandonó sus bienes para vivir como ermitaño. Fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos por lo que se le considera fundador de la vida monacal.

Es el santo patrono, amén de los ermitaños y monjes, de oficios tales como: tejedores de cestas, fabricantes de cepillos, carniceros, porquerizos y enterradores; también tiene fama de taumaturgo cuando de afecciones de la piel en general se trata. La tradición lo presenta como el gran protector de los animales.

Su peculiar relación con la fauna y el fuego, que nos ha llegado por tradición popular, surge de los siguientes episodios legendarios: Antonio fue a visitar a Pablo “el Simple”, decano de los anacoretas de Tebaida, para que le orientase en la vida eremitica y el cuervo que suministraba alimento diariamente a Pablo le dio la bienvenida con dos hogazas de pan. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales. En otra ocasión se le acercó una jabalía con sus jabatos en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de sus crías y desde entonces la madre no se separó jamás de él y defendiéndole de las alimañas.

Etnografía. La devoción por este santo llegó a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV. Su celebración está asociada a la fiesta donde destacan: la bendición, el fuego y los animales.

En Gaibiel tras la Misa en honor del Santo, se bendicen los panecillos y comienza el desfile de los animales para ser rociados con agua bendita; a continuación se cantan los gozos ante el retablillo cerámico que representa al anacoreta entre animalejos.

Los gozos son una composición poética que se divide en coplas. Son cuartetas de versos octosílabos, que se ejecutan con una introducción a modo de estribillo y el canto a solo de la copla, cuyos dos últimos versos repetían todos los asistentes. Sirven como rogativas.

He aquí los GOZOS AL GLORIOSO SAN ANTONIO ABAD de Gaibiel.

Bendito y sagrado Antonio
excelente confesor.
Defendednos del demonio
de todo mal y dolor.

1. Elegís vida en desierto
reformado en religión,
y soís de virtud ejemplo
de ayunos y oración,
tanto que sois transformado
en el divinal amor,

2. Con tal vida y penitencia
servís a Dios, gran Antonio,
que venceis con la paciencia
la carne, mundo y demonio;
fe, esperanza y caridad
manteneis con fervor.

3. Siempre fuisteis vivo templo
de Cristo, Dios infinito,
y de virtud claro ejemplo
como de vos está escrito;
Elías en santidad
de Cristo, sois celador.

4. Por vos hizo Dios milagros
aprobandoos ya por Santo,
alabando vuestras obras
que son del infierno espanto;
de toda la cristiandad
os preciais ser protector.

5. Vistiendo aspero cilicio
y vuestro cuerpo azotando,
a Dios haceis sacrificios
sus preceptos observando;
sois en el desierto orando
del demonio triunfador.

6. Guardando los mandamientos
alcanzais renta virtud,
y por los merecimientos
llegais a la beatitud;
siempre andais justificando
teniendo al juicio temor.

7. Con tal victoria quedásteis
con el demonio luchando,
que la gloria que alcanzasteis
de continuo estais llorando;
sirviendo de más corona
al usar de tal rigor.

Bendito y sagrado Antonio
excelente confesor.
Defendednos del demonio
de todo mal y dolor.

El Ayuntamiento se afana por fomentar la tradición, y en recuerdo de las hogueras que antaño se hacían en la puerta de cada casa, ahora se hacen -en las encrucijadas de las calles- lumbres con leños de latonero y distribuye chocolate y buñuelos. El fuego concita a los vecinos y forasteros al calor de su llama en amigable conversación. Algunos vecinos aún hacen su propia lumbre y ofrecen a cuantos se acercan a ella mistela y coca. ¡Buena ocasión la fiesta de San Antón para acercarse a conocer esta pintoresca población y el carácter acogedor y noble de sus gentes!

Me cuentan los vecinos, que las lumbres antes se hacían la víspera del santo. Tres eran las más sonadas, las de las calles San Antón, Dolores y la Pastora. Un maestro animó a los niños ha hacer la suya en la plaza constitución , ante la escuela, y que nada más salir de clase andaban arrastrando con cuerdas cuanto podía arder para hacer la hoguera más grande. Los animales se bendecían al día siguiente, al termino de la Misa de la mañana de la fiesta. La fiesta la costeaba el ayuntamiento, despues se hicieron cargo los ganaderos. Ese día sobre la una, los mozos hacían carreras con los caballos en el camino.

La relación del Santo con el fuego viene desde la edad media en que se acudía a su intercesión para curarse del ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla, lo que se recuerda con grandes hogueras que se encienden la víspera del 17 de enero para recordar el fuego de San Antón, que el santo curaba milagrosamente.

Iconografía. Se representa a san Antonio Abad como un anciano con el hábito de la negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia, el emblema con el que era reconocido, y con un cerdo domado a los pies.

La explicación del cerdo de San Antón. El decir del pueblo reza así: “San Antón bendito tiene un cerdito que ni come ni bebe y esta gordito”. El uso de representar al santo eremita con un cerdo ofrece diversas interpretaciones: Las más teológica la atribuye a que una de las tentaciones empleadas por el malignos para tentar al santo a abandonar su propósito era piaras de gruñones y pestilentes puercos que Antonio bendecía y amansaba. La explicación agiográfica es que se le anexa en recuerdo de aquella jabalía que acudió a él con sus jabatos ciegos. La histórica explica que allí donde se establecía la orden de los antonianos, tenían por costumbre dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Y tras la matanza su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.

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