La reforma de la Semana Santa

La celebración liturgica de la Semana Santa, la mayor del año, experimenta una profunda modificación en apenas dos décadas de 1950 a 1970. La reforma del Concilio Vaticano II encontraba un terreno ya preparado por Pío XII y culminado por Pablo VI. Así los ritos seculares que conocieron nuestros antepasados se modificaron con el deseo de subrayar su autentico signficado bíblico y teológico.

JUEVES SANTO Este día pertenece a dos tiempos litúrgicos distintos: hasta la hora de vísperas es el último día de la cuaresma; y con la Misa en "la cena del Señor" se inaugura el triduo pascual: los "tres días" en los que se obró el misterio redentor.

La celebración litúrgica característica de este día no es primitiva, posiblemente porque la antigua tradición vinculaba la institución de la eucaristía y el comienzo de la pasión al martes-miércoles y no al jueves. Será apartir del s. IV-V cuando se comience a conmemorar el jueves la Cena del Señor.

El misal de Pablo VI da a la eucaristía de la tarde del jueves santo un carácter festivo, unitario y comunitario. Las lecturas hablan del rito pascual del AT y del NT teniendo como núcleo la cena pascual celebrada por Jesús con los apóstoles, que hace las veces de gozne entre la pascua ritual hebrea y cristiana. Los aspectos más significativos son:

A) El lavatorio de los pies: Este rito se celebraba el día del jueves santo como un rito supletorio. En la actual reforma ha sido introducido en la misma celebración eucarística, después del evangelio y la homilía. El rito debe ayudar a comprender mejor el gran y fundamental precepto cristiano de la caridad fraterna.

B) Los textos eucológicos de la celebración eucarística: Las tres oraciones del misal de Pablo VI, han sustituido a las que ofrecía el antiguo misal de Pío V. Subrayan el aspecto sacrificial y nupcial del banquete eucarístico: su carácter de memorial de sacrificio de Jesucristo. El motivo de la acción de gracias, que refleja el prefacio, es el del sacerdocio eterno, el sacrifico de Cristo con su sacramento.




En la nueva reforma se ofrecía -por primera vez- a los fieles la posibilidad de comulgar del cáliz del Señor, como lo hicieron los mismos apóstoles.

C) La adoración de la eucaristía: (el monumento). Dado que el viernes santo era día alitúrgico, sin celebración de los misterios, pero día en que se comulgaba, se imponía que en el propio jueves santo se conservase el sacramento para el día siguiente.

En el s. XI empezó a la costumbre de hacer una procesión de cirios, incienso y cantos, con el sentido de escenificar la sepultura del Señor que velaban los cristianos. Esta idea de sepultura estaba tan fuertemente radicada, que no era infrecuente conservar dos hostias consagradas: una para consumirla el viernes santo, y la otra para tenerla sepultada todo el sábado santo.

En la reforma actual la iglesia quiere que se evite la idea de sepulcro, y que la misma adoración de la eucaristía se haga hasta la medianoche, en acción de gracias por los dones concedidos por el Señor; después, se debe ceder el puesto al pensamiento de la pasión apenas empieza la medianoche, es decir, el viernes santo.

El jueves santo es el día del "cuerpo de Cristo ofrecido y de su sangre derramada en sacrificio", en efecto, es el día memorial de su muerte pascual.

PRIMER DÍA DEL TRIDUO PASCUAL: VIERNES SANTO. Tradicionalmente era día de llanto y luto; la reforma quiso cambiar su sentido por el de la amorosa contemplación del sacrifico cruento de Jesús, fuente de nuestra salvación. Este día la Iglesia no hace un funeral sino que celebra la muerte victoriosa del Señor. El elemento fundamental de la liturgia de este día es la proclamación de la Palabra, pues es el único día del año que no se celebra la Eucaristía conforme a una antiquísima tradición.

El rito se compone de tres partes: la liturgia de la palabra, la adoración de la cruz, y el rito de la comunión.

A) Servicio eucológico alitúrgico: La acción litúrgica de la entrada se hace en silencio. Después de la postración del sacerdote y una breve oración se da paso a las Lecturas.

La asamblea, iluminada e interpelada por la Palabra, se abre a la caridad orando por: la Iglesia, el papa, los órdenes sagrados y por todos los fieles, por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los judíos, los no-cristianos, por los que no-creen en Dios, por los gobernantes y por los atribulados...

B) Adoración de la cruz: este rito nace como consecuencia de la proclamación de la pasión de Cristo. Es como una celebración épica de la victoria de Cristo sobre el mundo y el pecado mediante la cruz. Canta a Cristo vencedor y ya proclama su resurrección.

C) Rito de comunión: Desde el s. XII el Papa Inocencio III estableció que tanto el pueblo como sus ministros no comulgaran, reservandose la comunión al solo presidente de la celebración. En 1955, con la reforma de la semana santa llevada a cabo por Pío XII se introdujo la práctica de la comunión del viernes santo.

D) El ayuno pascual: La tradición del ayuno pascual es antiquísima. La celebración anual de la pascua comenzaba con el ayuno del viernes santo y se prolongaba por todo el sábado hasta la celebración de la eucaristía de la vigilia pascual. El Vaticano II ratificó la práctica primitiva para el viernes santo y la aconseja para el sábado. A este ayuno se le llama pascual para que nos haga ver el transito, el paso de la pasión a la alegría de la resurrección.

SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO PASCUAL: SÁBADO SANTO. Fue siempre día de ayuno pleno y, por tanto día alitúrgico. Se terminaba con una función vigiliar que desembocaba en la madrugada del domingo con la celebración de la Eucaristía.

Se veneró este día, como día del descanso de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, así como su misterioso encuentro con todos aquellos que esperaban que se abrieran las puertas del cielo. Luego se fue abriendo paso la consideración de esta jornada como día de paz y de espera.

La anticipación progresiva de la vigilia pascual acabaría por eliminar el silencio solemne del sábado santo. A partir del s. XVI se celebró la vigilia pascual en la mañana del sábado, perdiendo así ese día su primitiva significación. Finalmente, en 1642, Urbano VIII eliminó los días santos de la lista de las fiestas de precepto.

En el misal de Pablo VI, de 1970, nos encontramos ya con el restablecimiento de los elementos más nobles de la historia de la celebración cristiana de la Vigilia Pascual. El sábado santo es presentado de la siguiente manera: en este día "la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, absteniédose de la misa hasta la solemne vigilia o espera nocturna de la resurrección".

TERCER DÍA DEL TRIDUO PASCUAL: VIGILIA PASCUAL. DOMINGO DE RESURRECCIÓN. El núcleo de todo el año litúrgico. En esta noche la Iglesia celebra de modo sacramental la obra de redención y de la perfecta glorificación de Dios como memoria, presencia y espera.

El sentido más auténtico de la vigilia es éste: estamos viviendo la pascua (nuestro éxodo por esta tierra en busca de la tierra prometida: el Cielo); la celebramos en la liturgia para que opere siempre más profundamente en nosotros la espera de la pascua eterna.

En los signos sacramentales de la luz, del agua, de pan y del vino es significada y hecha presente la realidad de la pascua del Señor.

A) Lucernario o solemne comienzo de la vigilia: La primera parte de la vigilia celebra la luz del mundo que es Cristo con su resurrección.

El uso de la bendición del fuego como rito hasta el s. XII. Perdiéndose hasta que la reforma de la semana santa (1955) restableció este uso incorporándolo plenamente en la celebración de esta solemne vigilia.

B) Liturgia de la Palabra: El símbolo de la luz del cirio cede su puesto a la realidad de Cristo, luz del mundo, presente en su Palabra proclamada en la Iglesia. Las lecturas nos introducen en el significado que tiene la pascua en la vida de la Iglesia y de cada cristiano.

C) Liturgia bautismal: La universalidad del rito nos hace concluir que se trata de una tradición apostólica. A continuación seguía la confirmación o crismación. Ya en los primeros momentos aparece el doble gesto: unción con el signo en la cruz en la frente, y la imposición de manos. Después la entrega del vestido blanco y del cirio encendido.

D) Liturgia eucarística: El núcleo de la vigilia pascual, son los primeros momentos del gran día esperado: el día que ha hecho el Señor, el alba del día que vio a Cristo resucitado. Cuanto la Iglesia cumple durante el entero año litúrgico converge en esta eucaristía y parte de esta eucaristía pascual.

E) Domingo de resurrección: el día de Cristo, el Señor: Sólo a partir del s. IV-V empiezan a aparecer testimonios de una celebración eucarística en el domingo de pascua, cuando la celebración de la vigilia pascual empezó a desplazarse a la medianoche hacia la mañana del sábado. La liturgia de este día de pascua celebra el acontecimiento pascual como "día de Cristo, el Señor".

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