Fiesta de San Pedro Apóstol
La solemnidad de San Pedro era en gaibiel una fiesta muy grande. La víspera había volteo general de campanas ya a echar bola
Todas las niñas estrenaban “bata” ese día… de modo que cualquier retal era bueno para darle unos pespuntes y a correr. Bueno mejor dicho, a Bailar; porque este era el primer día de baile del verano. Desde esta fecha hasta el fin del verano, había baile suelto con las guitarras en la plaza todos los domingos por la tarde y por la noche con la música. Costumbre contra la que no pudo la pertinaz oposición del cura, que en los 2 ó 3 años inmediatos a la posguerra, por razones de moralidad pretendía que no se celebrase. Entonces algunos mozos y mozas se iban a San Blas o a la carretera a mover el esqueleto ¡Ojos que no ven, corazón que no siente! Al final el cura hubo de renunciar a su pretensión y vuelta a la tradición.
En la plaza el baile empezaba a las 10, se hacía delante del ayuntamiento moderno un “rogle” de sillas con los musicos, los cantores detrás. Los danzantes en medio y en frente las mamas. Los mozos pedían vez a las mozas y por turno las sacaban a bailar, bajo la atenta mirada de las madres, que no perdían detalle. Cuando el campanario martilleaba las doce, todos: hombres y mujeres, niños y mozas para casa a dormir. Menos los mozos que se quedaban allí charrando a la fresca. Como ya hacía calor, las ventanas y balcones quedaban abiertos no era de extrañar que una voz subida de tono o alguna risotada molestase alguno del vecindario de la plaza. Pero bastaba con hacer diana con una buena patata o en el mejor de los casos un tomatazo con puntería; para que se elvantase de inmediato la reunión con un ¡Ayyy, me cago en tó! Esto era lo ultimo que se escuchaba en el silencio de la noche y, entre carcajadas, se alejaba la mocedad camino de los huertos a comer albercoques. Las mas de las noches de domingo terminaban practicando carrera libre delante del guarda.
La mañana de San Pedrico, a las ocho había Misa de comunión general y a las once Solemne Misa cantada y sermón. Asistía la corporación en pleno y todo el pueblo muy mudado (salvo los descreídos, que alguno había que se ufanaba de serlo). Al salir de Misa, la música tocaba tres piezas en la plaza y ¡ala! todos para casa a comer, y si esto se podía, pues de fiesta.
Luego a las seis comenzaba el baile: la jota, fandangos, seguidillas, baile de tres… que paraba cuando se daba el primer toque. Se entraba en el templo y comenzaba el rezo del santo rosario. A las ocho salía la procesión con la imagen de San Pedro del altar mayor. Como quiera que en el 36 fue destruida, durante los 2 años inmediatos a la posguerra procesionó el cuadro de San Pedro penitente que se conserva en la capilla penitencial, hasta que se pudo tallar la que actualmente preside el retablo del presbiterio. Pero como resultaba muy pesada, comenzó a sacarse en procesión la de cartón piedra. Desde que se guarda recuerdo, la procesión tenía idéntico recorrido que las demás, itinerario que se observa en la actualidad. Al volver al templo se cantaban los gozos completos.
GOZOS A SAN PEDRO APÓSTOL
Pues eres nuestro patrón,
Bendito apóstol San Pedro.
Líbranos de todo mal,
danos amor y consuelo.
1.- Cuando el Señor lo llamó
pescador era de oficio,
la red al punto dejó
para ir a su servicio.
Y en el mote Olivete
le viste subir al cielo.
2.- Tan profunda era la fe
que en el Señor tenía,
que por las olas del mar
andaba y no se hundía.
Te pedimos esa fe,
con confianza y anhelo.
3.- El cargo más elevado
de la Iglesia le dejó,
y para. más confianza
hasta las llaves le dio.
Abre nuestro corazón,
saca el pecado y el "hielo".
4.- Tanta era la confianza
que en la oración tenía,
que siempre le concedió
lo que en su nombre pedía.
Te pedimos encontrar
en la oración el consuelo.
5.- Hizo tantas conversiones
que contar no se podía,
porque eran muchos los dones
que en el cielo recibía.
Que no nos falte la luz
y en todo podremos verte.
6.- Los enfermos le pedían
que por él fueran curados,
y la salud recibían
imponiéndoles las manos.
Cúranos de todo mal,
tienes dones para hacerlo.
7.- Del cielo un ángel bajó
cuando en la prisión dormía
las cadenas le quitó
que en pies y manos tenía.
del pecado líbranos,
para poder ir al cielo.
8.- Para que salir pudiera
con toda facilidad,
por si solas se le abrieron
las puertas de la ciudad.
Abre nuestra voluntad
y el camino encontraremos.
9.- Si tres veces le negó
antes que el gallo cantara,
su dolor le mereció
que el Señor le perdonara.
Gaibiel te rinde su culto
lo mejor que puede hacerlo.
Pues eres nuestro patrón,
bendito apóstol San Pedro.
Líbranos de todo mal,
danos amor y consuelo.
Concluido el canto de los gozos acompañados de música y con todo fervor; cada cual marchaba a casa a cenar ligerito y a bajarse al baile en la plaza hasta la medianoche. Las doce imponían –por la cuenta que traía- el silencio en las calles; a riesgo de provocar pedrisco patatero.
Todas las niñas estrenaban “bata” ese día… de modo que cualquier retal era bueno para darle unos pespuntes y a correr. Bueno mejor dicho, a Bailar; porque este era el primer día de baile del verano. Desde esta fecha hasta el fin del verano, había baile suelto con las guitarras en la plaza todos los domingos por la tarde y por la noche con la música. Costumbre contra la que no pudo la pertinaz oposición del cura, que en los 2 ó 3 años inmediatos a la posguerra, por razones de moralidad pretendía que no se celebrase. Entonces algunos mozos y mozas se iban a San Blas o a la carretera a mover el esqueleto ¡Ojos que no ven, corazón que no siente! Al final el cura hubo de renunciar a su pretensión y vuelta a la tradición.
En la plaza el baile empezaba a las 10, se hacía delante del ayuntamiento moderno un “rogle” de sillas con los musicos, los cantores detrás. Los danzantes en medio y en frente las mamas. Los mozos pedían vez a las mozas y por turno las sacaban a bailar, bajo la atenta mirada de las madres, que no perdían detalle. Cuando el campanario martilleaba las doce, todos: hombres y mujeres, niños y mozas para casa a dormir. Menos los mozos que se quedaban allí charrando a la fresca. Como ya hacía calor, las ventanas y balcones quedaban abiertos no era de extrañar que una voz subida de tono o alguna risotada molestase alguno del vecindario de la plaza. Pero bastaba con hacer diana con una buena patata o en el mejor de los casos un tomatazo con puntería; para que se elvantase de inmediato la reunión con un ¡Ayyy, me cago en tó! Esto era lo ultimo que se escuchaba en el silencio de la noche y, entre carcajadas, se alejaba la mocedad camino de los huertos a comer albercoques. Las mas de las noches de domingo terminaban practicando carrera libre delante del guarda.
La mañana de San Pedrico, a las ocho había Misa de comunión general y a las once Solemne Misa cantada y sermón. Asistía la corporación en pleno y todo el pueblo muy mudado (salvo los descreídos, que alguno había que se ufanaba de serlo). Al salir de Misa, la música tocaba tres piezas en la plaza y ¡ala! todos para casa a comer, y si esto se podía, pues de fiesta.
Luego a las seis comenzaba el baile: la jota, fandangos, seguidillas, baile de tres… que paraba cuando se daba el primer toque. Se entraba en el templo y comenzaba el rezo del santo rosario. A las ocho salía la procesión con la imagen de San Pedro del altar mayor. Como quiera que en el 36 fue destruida, durante los 2 años inmediatos a la posguerra procesionó el cuadro de San Pedro penitente que se conserva en la capilla penitencial, hasta que se pudo tallar la que actualmente preside el retablo del presbiterio. Pero como resultaba muy pesada, comenzó a sacarse en procesión la de cartón piedra. Desde que se guarda recuerdo, la procesión tenía idéntico recorrido que las demás, itinerario que se observa en la actualidad. Al volver al templo se cantaban los gozos completos.
GOZOS A SAN PEDRO APÓSTOL
Pues eres nuestro patrón,
Bendito apóstol San Pedro.
Líbranos de todo mal,
danos amor y consuelo.
1.- Cuando el Señor lo llamó
pescador era de oficio,
la red al punto dejó
para ir a su servicio.
Y en el mote Olivete
le viste subir al cielo.
2.- Tan profunda era la fe
que en el Señor tenía,
que por las olas del mar
andaba y no se hundía.
Te pedimos esa fe,
con confianza y anhelo.
3.- El cargo más elevado
de la Iglesia le dejó,
y para. más confianza
hasta las llaves le dio.
Abre nuestro corazón,
saca el pecado y el "hielo".
4.- Tanta era la confianza
que en la oración tenía,
que siempre le concedió
lo que en su nombre pedía.
Te pedimos encontrar
en la oración el consuelo.
5.- Hizo tantas conversiones
que contar no se podía,
porque eran muchos los dones
que en el cielo recibía.
Que no nos falte la luz
y en todo podremos verte.
6.- Los enfermos le pedían
que por él fueran curados,
y la salud recibían
imponiéndoles las manos.
Cúranos de todo mal,
tienes dones para hacerlo.
7.- Del cielo un ángel bajó
cuando en la prisión dormía
las cadenas le quitó
que en pies y manos tenía.
del pecado líbranos,
para poder ir al cielo.
8.- Para que salir pudiera
con toda facilidad,
por si solas se le abrieron
las puertas de la ciudad.
Abre nuestra voluntad
y el camino encontraremos.
9.- Si tres veces le negó
antes que el gallo cantara,
su dolor le mereció
que el Señor le perdonara.
Gaibiel te rinde su culto
lo mejor que puede hacerlo.
Pues eres nuestro patrón,
bendito apóstol San Pedro.
Líbranos de todo mal,
danos amor y consuelo.
Concluido el canto de los gozos acompañados de música y con todo fervor; cada cual marchaba a casa a cenar ligerito y a bajarse al baile en la plaza hasta la medianoche. Las doce imponían –por la cuenta que traía- el silencio en las calles; a riesgo de provocar pedrisco patatero.
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