Gozos de la calle del Rosario


En la calle del Rosario, en su replaceta, se luce un azulejo representativo de Ntra. Sra. haciendo entrega del Santo rosario a Sto. Domingo. Su factura es moderna sin embargo su devoción es secular. De entre todos los gozos de la piedad gaibielana, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que quizás sean estos –los del rosario- los más antiguos y los de mas arcana raigambre. Ya que el origen de los gozos, género poético de origen semipopular, encuentran su origen en el medioevo y se centran en los misterios de la vida de Nuestra Señora.

Uno de los primeros gozos que se estamparon fueron las Coplas del Psalteri o Roser, compuestos por el religioso dominico Fra Vicens Ferrer. A la Virgen del Rosario son muchos los gozos que se le han dedicado. El Sínodo valenciano de 1432 ordenaba cantar los gozos de la Virgen todos los sábados del año. La forma estrófica de los gozos proviene de la antigua "danza provenzal", género especialmente cultivado por los trovadores que andaban de aldea en aldea ganándose el pan.

Estas coplas semipopulares han supervivido, no solamente gracias a la memoria colectiva y su transmisión oral sino también a la estampación en pliegos a partir del siglo XVII.

Como corresponde a una vetusta tradición de Gaibiel, ante el retablillo cerámico de la calle rosario – en la replaceta- las mujeres se reúnen, cada noche, desde el 30 de septiembre al 7 de octubre. Durante los nueve días ininterrumpidos, después de cenar, el grupo de cantoras se sitúa en semicírculo al pié del panel cerámico y le cantan sus gozos a la Virgen del Rosario, concluido el canto la piadosa reunión se despide con el rezo de una salve. El secular texto reza así:

GOZOS A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

Virgen rosa celestial
de fragantisimo olor.
Vos sois la Rosa mejor
que destierra nuestro mal.


1. Rosa del Cielo escogida
sois en vuestra Anunciación,
rosa es la Visitación
a vuestra prima querida,
y rosa que sin dolor
parió a Dios en un portal.

2. Rosa humilde os ofrecisteis
en la Purificación,
cuando sin obligación
a la ley obedeciste,
que ejemplo tan superior
dais con obediencia tal.

3. Qué gozosa os mostrasteis
cuando con gran regocijo,
tres días perdis el hijo
dentro del templo lo hallaste,
el hallazgo de esta flor
dio vuestra vida al rosal.

4. En vuestro santo Rosario
se ven las rosas más finas,
del huerto azotes y espinas,
la cruz al hombre y calvario,
de esta púrpura el color
la dio belleza inmortal.

5. Rosa en la Resurrección
alegre y bella os mostráis,
y al empirio enamoráis
en la gloriosa Ascensión,
del espíritu del amor
gozáis el mayor raudal.

6. De vuestro hijo a la diestra
Subís allí coronada,
sois nuestra dulce abogada
vida y esperanza nuestra,
y mostráis al Redentor
vuestro peche virginal.

7. De gozos, penas y glorias
oh Virgen os coronáis,
y a vuestros cofrades dais
salud consuelo y victorias
siempre se encuentra el favor
en vuestro amor maternal.

8. Si del eterno candor
sois el más puro cristal
perseverancia final
alcanzadnos del Señor,
Virgen Rosa celestial
de fragantisimo olor.

Vos sois la Rosa mejor
que destierra nuestro mal.


Si hubiéramos de buscar una razón para justificar la profunda devoción hacia el rosario de nuestro pueblo tendríamos que subrayar no sólo su accesibilidad, su carácter popular. El rosario, ha sido denominado “el salterio del pueblo” (ya que constituía la forma de oración más común de cada hogar gaibielano: destacaba en las fiestas más significadas, se rezaba en el templo a diario; era obligado en los trances adversos: la enfermedad y la muerte. Los velatorios y la noche de ánimas formaba parte del ritual íntimo y familiar de cualquier hogar piadoso, etc). Sino sobre todo el hecho de que la figura de María, Ntra. Señora, y los misterios de su vida constituyen un exponente de la virtud femenina en sus más diversos estados (como hija, madre, esposa y viuda) y circunstancias (el gozo, el sufrimiento y la gloria); por ello, toda mujer recurre con presteza a su intercesión , ya que nadie mejor que la Virgen podrá comprenderla y remediar su ruego.

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