Pascuas de albadas y villancicos

Antaño, la celebración de la Navidad en Gaibiel era extraordinariamente sobria pero muy festiva. Pese a la penuria secular de estas tierras, cualquier motivo que rompiese la cadenciosa monotonía de lo ordinario se tornaba motivo de gozo y ocasión celebrativa. Y para montar fiesta no hacía falta mucho, bastaba que se juntase la ocasión con el buen humor más un par de guitarras y bandurrias. ¡Y desde luego la Navidad no era cualquier pretexto!

Las Pascuas navideñas tradicionales presentaban una estructura muy similar a la Pascua de resurrección. También se prolonga la celebración por espacio de tres jornadas repletas de música y cantos jubilosos que expresaban la gratitud por el nacimiento del divino Redentor.

En la escuela y la parroquia se adornaba con el nacimiento o el portal de Belén y se cantaban villancicos. Mediado el siglo XX se introdujo la costumbre de escenificar un teatrillo musical (intitulado: “Los pastores de la cabaña”) que se representó no más de una década en los sótanos de la casa del cura y del que la generación que lo interpretaba guarda un grato recuerdo.

Las cuadrillas se hacían de un pajar o alquilaban una casa deshabitada para pasar, en grupo, las pascuas. Y allí componían y retocaban las letras de sus albadas. Además del texto de "la Prosa" si ese año les tocaba a ellos interpretarlo. El contenido de las letras se guardaba celosamente en secreto para que no se perdiese el efecto sorpresa.

La víspera de Navidad los carniceros mataban un par de cabras y echaban bando: “- “El que quiera comprar carne de cabra casolana en casa del tío Mayo o del tío Emilio tiene”. Las vecinas que podían compraban una cuarta para el guiso. Los más “turraban” una calabaza y una “llanda” de moniatos. Y si había posibles se hacían días antes algunos pasteles de moniato o cabello de ángel para las pascuas. Las notas dominantes en la navidad de antes eran la alegría, el cantar y estar reunidos en la cocina, que era la parte de la casa que tenía más capacidad de convocatoria por el calor del hogar.

La nochebuena después de cenar -si en la casa había con qué-, salían las cuadrillas (abrigados con mantas y alumbrados con faroles), daban varias vueltas por las calles del pueblo tocando sus guitarras y bandurrias. No les atemorizaba el frío de la noche bien entrada ni la rosada que empezaba a caer. Llegaban a la casa donde había una moza soltera, familiar o amiga de alguno de la cuadrilla, pedían el pertinente permiso para pasar a cantarle la albada a la chica (que solía estar sobre aviso esperando la musical visita). -“A cenar ligero que estarán para llegar” era la consigna que se repetía aquella noche en muchos hogares. Al concluir el canto algunos –los menos- les daban un aguinaldo que venía muy bien para continuar la fiesta hasta altas horas de la madrugada. En nochebuena no se dormía o se dormía poco. Comenzaba así la primera de las tres jornadas de festivas pascuas repletas de arpegios y cantos.

Recogemos una de las últimas Albadas que se cantaron recogida en el año 1995.

Del cielo salen los astros
Ángeles y serafines,
A mi amiguita María
Le cantamos muy humildes.

Le cantamos muy humildes
y con mucho regocijo,
esta noche tan celebre
que nace el hermoso Niño.

Que nace el hermoso niño
Y todo te lo mereces,
eres como un ángel fiel
siempre humilde y obediente.

Siempre humilde y obediente
cuando sales a la calle,
entre todas te distingues
por la mucha sal que tienes.

Por la mucha sal que tienes
y tu buen comportamiento,
en tu casa y en la calle
en el colegio y el templo.

En el colegio y el templo
María ya me despido,
que pases felices fiestas
te desean tus amigos.

Era acostumbrado la noche del 24 cantarle Albada al Sr. Alcalde, al Sr. Secretario, al Sr. Cura y hasta en alguna ocasión al médico; si se estos se lo autorizaban claro está. Y era de cortesía obligada, que al concluir el canto, la persona homenajeada les agasajase con alguna copa o pastel o darles a los mozos el aguinaldo “¡Tomad! para que os compréis una botella y paséis la noche y celebréis el día”. A cada cual se le hacía una albada “a medida” y cada año se le componía una letra diferente, mayormente, por aquello de sostobar a la autoridad.

María Moliner, en su diccionario, dice que la albada o la alborada es una "composición poética o musical. En Aragón, alborada es la música con que se festeja a alguien al amanecer". De ahí la razón de su nombre.

A las doce de la medianoche se concentraba todo el pueblo en la puerta del templo y allí se cantaba la Prosa del Niño. Un solista interpretaba la estrofa y el resto hacía el acompañamiento o pié. Y pase a que la plaza estaba a rebosar no se oía una mosca durante el canto. Nos refieren que había voces masculinas muy notables en el pueblo. Cada año el texto era diferente y le correspondía interpretarla a una cuadrilla distinta; por lo que existía una sana competencia por ver quien superaba la anterior. El ayuntamiento les daba a los cantores una cantidad para que comprasen un borrego y celebrasen los tres días de las pascuas navideñas.

PROSA DEL NIÑO

A la puerta de este templo
Como costumbre os diré,
Que va ha nacer el Mesías
En el portal de Belén.

En el portal de Belén
el niño recién nacido
para liberar al mundo
ha sido bien venido.

Que va nacer el Mesías
en el portal de Belén.

En el portal de Belén
Como es la noche muy fría
Entre la mula y el buey
Le dan calor al Mesías.

Que va nacer el Mesías
en el portal de Belén.

En el Portal de Belén
la Virgen con gran ternura,
acaricia con sus manos
a tan linda criatura.

Que va nacer el Mesías
en el portal de Belén.

En El portal de Belén
San José con alegría,
le hace una cuna de paja
al Dios hijo de María.

Que va nacer el Mesías
en el portal de Belén.

En el portal de Belén
ha nacido el redentor
y los pastores y reyes
le adoran con gran fervor.

A la puerta de este templo
Como costumbre os diré,
Que va ha nacer el Mesías
En el portal de Belén.

Otra PROSA de otro año.

A las doce de la noche
el Niño Dios ha nacido,
de Maria Virgen Pura
a salvarnos ha venido.

Vino a traernos la paz
el perdón y, la alegría,
a sacarnos del pecado
y a devolvernos la vida.

De Maria Virgen Pura
a salvarnos ha venido.

Ángeles y, serafines
en el portal de Belén,
adoran- a un. Niño pobre
que el Rey de los Cielos es.

De Mari Virgen Pura
a salvarnos ha venido.

En el Portal de Belén
ha nacido el. Redentor,
y los pastores y reyes
le adoran. con gran fervor.

De Maria Virgen Pura
a salvarnos ha venido.

La Virgen y San José
el Dios hijo de Maria
su bendición y su amor
desde el Portal nos envían.

De María Virgen Pura
a salvarnos ha venido.

A las doce de la noche
el Niño Dio s ha nacido,
de María Virgen Pura
a salvarnos ha venido.

Contadas las doce en el campanario, y concluido el canto de la Prosa, se entraban todos a oír la Misa del Gallo. Terminada la comunión, se daba a besar la sagrada imagen del Niño mientras se entonaba, acompañado de instrumentos, el villancico Gaibielano (que se cantaba también el día de navidad y el de reyes). Este es su texto:

VILLANCICO DE GAIBIEL.

Venid pastorcillos,
venid a adorar,
al Rey de los cielos
que ha nacido ya.

Un rustico techo
abrigo le da,
por cuna un pesebre,
por templo un portal.

En lecho de pajas,
desnudito está,
quien ve las estrellas
a sus pies brillar.

Venid…

Su madre en los brazos
meciéndole está,
y quiere adormirle
con dulce cantar.

Un ángel responde
al mismo compás,
gloria en las alturas
y en la tierra paz...

Venid…

Hermoso lucero
le vino a anunciar,
y magos de oriente
buscándole van.

Delante se postran
del rey de Judá,
e incienso, oro y mirra
tributos le dan.

Venid…

Humilde se acerca,
un dulce rapaz,
que las puras aguas
bebió del Jordán.

Jesús le contempla
con alegre faz,
y un blanco cordero
principió a balar.

Venid…

Con alma y con vida
volemos allá,
que Dios niño
y pobre nos acogerá.

Los brazos nos tiende
con grato ademán,
ye el ya nos repite
con voz celestial.

Venid pastorcillos,
venid a adorar,
al Rey de los cielos
que ha nacido ya.

Se apoyaban las ancestrales melodías de estas canciones -aún sin saberlo- en el zéjel, de donde surge el villancico, el cual, frecuentemente pero no siempre, se trataba de una canción de Navidad. El zéjel fue introducido en Castilla, con el nombre de villancico, y fue inventado por Mucádam de Cabra, musulmán del siglo X. De él proceden muchas de las canciones tradicionales de nuestra comarca.

Otros muchos villancicos populares tienen su raíz en las composiciones poético-musicales de corte amoroso que se interpretaban en las cortes castellano-aragonesas desde el siglo XV. se dividían en dos partes: estribillo y copla. Fueron habituales en Posteriormente, su naturaleza fue mutando hacia formas religiosas debido a la fácil adaptabilidad y flexibilidad de la composición.

Concluida la Misa cada cual a casa y si había ganas y quedaba alguno, pues un pastel y a la cama.

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