La dita.

El dia primero del año era acostumbrado en Gaibiel que se celebrase la “Dita” o la "subastas de Puestos Públicos", pesadores y medidores, que ininterrumpidamente, aunque con variaciones se vino celebrando hasta principios de la década de los sesenta del pasado siglo XX, años en que ya quedaba desierta la subasta convocada por el ayuntamiento para el arriendo de los Puestos Públicos y Útiles de Pesar y Medir.
Se anunciaba con bando por la mañana y se celebraba a las cuatro de la tarde en la esquina de la fachada lateral del templo con el ayuntamiento nuevo. Cada comienzo de año, en la plaza, reunidos los vecinos al son de tambor o del cornetin, según el uso y costumbre, comenzaba una animada subasta de puestos públicos, los pesadores y medidores de fiel medidor en sus diferentes "ramos": "ramo" de carnes, de vinos, de jabón, de la venta de ganados, de ultramarinos, de aceite, de alcabala. Era numerosa la concurrencia, muchos acudían sólo por curiosear y por saber quien pujaba y cuanto; o quien se hacía con el peso quien con los puestos, quien con la medida…

El alguacil iba pregonando y los vecinos pujando. Acudía gran concurrencia de vecindario, la mayoría a curiosear. El procedimiento de la subasta era igual en todos los " ramos": se presentaba un vecino y ofrecía una cantidad de dinero por el "ramo" que se subasta en ese momento, y aveces ponía algunas condiciones. Realizada una oferta, podía suceder que hecha la publicación por tres veces se presentase otro vecino y la mejorase; se iniciaba entonces una subasta entre los dos postores (o cualquier otro que desease participar entre puja y puja) Cuando no había más posturas, se procedía a la adjudicación. El alguacil la cerraba: - “X” reales a la de una, “X” a la de dos y “X” a la de tres....¡Adjudicado en “X” reales!. Después, al finalizar la subasta, subían al ayuntamiento ye le secretario escrituraba al adjudicatario y percibía la cuantía.

Los pesadores siempre habían de ser dos, aún recuerdan al tío Jesús y al tío Martín como los más recientes. Los ingresos obtenidos del arriendo de los puestos públicos, no iban directamente a las arcas municipales, sino que habían de ingresarse en la tesorería de la provincia cuando se procedía a la conducción de las demás contribuciones.

De todos los "ramos" era el del Fiel Medidor o Pesas y Medidas el más significativo y del que más recuerdo mantienen los mayores del lugar, ya que tarde o temprano, todos los vecinos recurrían al Fiel Medidor para que interviniese en las transaciones económicas de venta de trigo u otros productos agrícolas; o hacer uso de la "Romana de la Villa" o de la "medida de caber seis celemines".

Recordemos que la institución del fiel medidor que fiscalizaba los patrones de pesas y medidas para mantenerlos inalterables y cuya justa aplicación inspeccionaba el almotacén se establece a partir del siglo XIII. Así como del control de la sal y de la producción del pan se ocupaba el alamín.

Las "Pesas y Medidas de la Villa" eran "confrontadas" anualmente con objeto de que sus pesos fuesen exactos y no hubiese posibilidad de fraude; incluso se obliga a los industriales, vendedores de comestibles y vino, a "confrontar sus pesos y medidas con los de la Villa" a fin de que "den justos los pesos de los géneros que despachan para que los compradores sepan que se les pesa o mide con los pesos y medidas confrontadas..."
Antaño el "horno de pan cocer" se subastaba independientemente de los "ramos", por corresponder a los fondos de propios de la villa, pero se hacía siguiendo el mismo procedimiento. Normalmente el Horno se adjudicaba todos los años al mejor postor; no obstante algún año se tuvo que adjudicar la explotación del horno sin recibir el Ayuntamiento nada a cambio; es más, debió el Ayuntamiento correr con una serie de gastos.

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