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Los impuestos civiles más comunes...

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Recojo aquí sólo algunos de los más significativos impuestos y gravámenes que -durante siglos- hubieron de pagar al fisco los pobladores de estas tierras y de los cuales aún queda algún vago recuerdo en los muy mayores de haberlos oído referir a sus antepasados. El sistema rentístico que heredó el siglo XIX era complicado, en cierto sentido absurdo y dispendioso, conformado por: la alcabala, los cuatro unos por ciento, los millones, la sisa, el quinto y millón sobre la nieve, el fiel medidor, el estanco del tabaco, las aduanas interiores y otros gravámenes que pesaban sobre nuestro maltrecho pueblo. Presentemoslos brevemente: LA ALCABALA . Era el impuesto indirecto regio cobrado desde la baja edad media hasta el siglo XIX, que gravaba las transacciones económicas. Obligaba al pago del 10 % sobre valor las compraventas. Se cobraba, sobre el vino, vinagre, aceite "sobre todo lo que se vendiese, trocase, cambiase o permutase". Muy pocos artículos estaban exentos de este gravame...

Los instrumentos para medir y pesar

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El sistema de trueque, que regía en las sociedades rusticas, buscaba equidad y objetividad en las transacciones con el empleo de unidades e instrumentos de medida. Unidades que se han empleado en los intercambios de nuestros antepasados secularmente y para nosotros -hoy- en desuso y desconocidas. Hagamos un intento de aproximación a las más empleadas en Gaibiel, como en cualquier sociedad agrícola del pasado. Medidas de superficie. Las unidades para medir la superficie, en las poblaciones agrarias, eran muy importantes por cuanto la subsitencia dependía del cultivo. Tradicionalmente para medir superficies grandes se empleaba como referencia el mismo trabajo del labrador (el jornal...), o cantidad de simiente necesaria para la sembra de una viña o bancal (como el cuartal...), etc. Las más usadas eran: El jornal : era la medida casi exclusiva de las viñas, equivale a medio cuartal, o la superficie que un jornalero era capaz de cavar en un día. El cuartal : Era la cuarta parte de una fane...

La dita.

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El dia primero del año era acostumbrado en Gaibiel que se celebrase la “Dita” o la "subastas de Puestos Públicos", pesadores y medidores, que ininterrumpidamente, aunque con variaciones se vino celebrando hasta principios de la década de los sesenta del pasado siglo XX, años en que ya quedaba desierta la subasta convocada por el ayuntamiento para el arriendo de los Puestos Públicos y Útiles de Pesar y Medir. Se anunciaba con bando por la mañana y se celebraba a las cuatro de la tarde en la esquina de la fachada lateral del templo con el ayuntamiento nuevo. Cada comienzo de año, en la plaza, reunidos los vecinos al son de tambor o del cornetin, según el uso y costumbre, comenzaba una animada subasta de puestos públicos, los pesadores y medidores de fiel medidor en sus diferentes "ramos": "ramo" de carnes, de vinos, de jabón, de la venta de ganados, de ultramarinos, de aceite, de alcabala. Era numerosa la concurrencia, muchos acudían sólo por curiosear y po...

El Bendito Antonio y la bendición de animales...

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La religiosidad popular asocia la figura del ermitaño San Antón con la bendición de animales domesticados por el hombre. Hemos de recordadr que el Señor creó a los animales para que hicieran compañía al hombre y, tras el pecado original, para que nos sirvieran de alimento (Génesis 2,19-20a). Los puso a disposición del ser humano y por eso se los dio a Adán para que les impusiera su nombre: en la mentalidad semítica (Oriente Próximo y Medio) el poner nombre a algo indica el dominio o superioridad. Bendecir los animales significa reconocer que son un regalo que Dios nos ha hecho y merecen ser tratados con la dignidad y respeto propios de los que son queridos por Él. “ Los animales, creados por Dios, habitan el cielo, la tierra y el mar, y comparten la vida del hombre con todas sus vicisitudes. Dios, que derrama sus beneficios sobre todo ser viviente, más de una vez se sirvió de la ayuda de los animales o también de su figura para insinuar en cierto modo los dones de la salvación ”. La v...

El santoral y las labores rusticas.

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La abundancia de la presencia de santos en el refranero de cada mes, repetidos –con sus variantes- en las distintas zonas rurales de la geografía española, pone de relieve el gran influjo que el santoral tenía en la vida y costumbres de los hombres del campo. Por un lado por la concepción sacral del tiempo y un acusado temor de Dios; y por otro como referente obligado que señalaba en el calendario las fechas más oportunas para acometer tal o cual tarea. Así por ejemplo por enero... - La aceituna de Enero echa alpechín al suelo. - El ajo de Enero llena el mortero; pero yo de Diciembre lo quiero. - En Enero se hiela el agua en el puchero. - En Enero, ni galgo lebrero, ni azor perdiguero - Por San Antón (17 de Enero) gallinita pon: "La nueva que la vieja no -Por San Antón se acabó el turrón . Entre las tareas rusticas destacaba sobremanera, por su carácter festivo, la matanza. El cerdo aseguraba el abastecimiento de carne para la mayoría de las familias rurales. El jamón, los choriz...

Jocosidades del día de los Santos Inocentes

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Cuando el calendario señalaba el 28 de diciembre, celebración de los Santos Inocentes, y se levantaba el sol en Gaibiel no eran pocos los que se frotaban las manos ante las fechorías que, en plan de broma, pensaban gastarle a sus vecinos, mientras que otros, los más tímidos, temblaban con sólo pensar que pudieran ser objeto de burlas, chascos y guasas ajenas y por ello andaban esa jornada bien precavidos para que no les engañasen, se mofasen de ellos o tomasen el pelo. Porque en todos los rincones de España la fiesta litúrgica iba acompañada de la costumbre de gastar “inocentadas”: bromas gastadas a otros a modo de cuchufleta y diversión. Según una arcana tradición, se hacía en Gaibiel un singular trueque en rígida estructura de las relaciones pueblo-autoridad. Según nos cuentan haber oído relatar a sus mayores, los más ancianos del lugar, el día 28 las cuadrillas elegían al que oficiaría de alcalde y a los otros cargos relevantes, como el juez, el alguacil... y, tomando la plaza, som...

Pascuas de albadas y villancicos

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Antaño, la celebración de la Navidad en Gaibiel era extraordinariamente sobria pero muy festiva. Pese a la penuria secular de estas tierras, cualquier motivo que rompiese la cadenciosa monotonía de lo ordinario se tornaba motivo de gozo y ocasión celebrativa. Y para montar fiesta no hacía falta mucho, bastaba que se juntase la ocasión con el buen humor más un par de guitarras y bandurrias. ¡Y desde luego la Navidad no era cualquier pretexto! Las Pascuas navideñas tradicionales presentaban una estructura muy similar a la Pascua de resurrección. También se prolonga la celebración por espacio de tres jornadas repletas de música y cantos jubilosos que expresaban la gratitud por el nacimiento del divino Redentor. En la escuela y la parroquia se adornaba con el nacimiento o el portal de Belén y se cantaban villancicos. Mediado el siglo XX se introdujo la costumbre de escenificar un teatrillo musical (intitulado: “Los pastores de la cabaña”) que se representó no más de una década en los sóta...